Ácido úrico: un actor silencioso en problemas cardíacos, cerebrales y metabólicos

El ácido úrico es un subproducto natural que se forma cuando el cuerpo descompone ciertas sustancias llamadas purinas. Normalmente, se diluye en la sangre, pasa por los riñones y se elimina a través de la orina. Sin embargo, cuando esta eliminación no es eficiente, el ácido úrico puede acumularse, provocando lo que se conoce como hiperuricemia.

Tener niveles elevados de ácido úrico puede no solo derivar en gota o cálculos renales, sino también estar vinculado a desequilibrios metabólicos y enfermedades cardiovasculares o neurológicas. La buena noticia es que existen formas naturales de controlar y reducir estos niveles antes de que generen complicaciones.

En este texto exploraremos qué es exactamente el ácido úrico y cómo sustancias como la fructosa o alimentos ricos en purinas influyen en su aumento. También hablaremos de las enfermedades más frecuentes relacionadas con este desbalance, cómo se pueden medir los niveles a través de análisis clínicos, y por qué realizar un estudio de sangre más completo puede marcar la diferencia.

Además, abordaremos el papel que pueden jugar ciertas variaciones genéticas en la predisposición a tener ácido úrico alto. Y lo más importante: repasaremos una serie de estrategias naturales para mantener este compuesto bajo control y proteger tu salud de forma preventiva.

¿Qué es el ácido úrico y por qué es importante vigilarlo?

El ácido úrico es un compuesto que el cuerpo genera de forma natural al procesar unas sustancias llamadas purinas, presentes tanto en el propio organismo como en ciertos alimentos y bebidas.

En condiciones normales, este ácido se diluye en la sangre, pasa por los riñones y es eliminado a través de la orina. Pero cuando hay un exceso —ya sea por una dieta inadecuada o por problemas metabólicos como diabetes, hipertensión o hígado graso— el cuerpo puede tener dificultades para eliminarlo.

Esta acumulación se conoce como hiperuricemia, y puede dar lugar a la formación de cristales. Si estos se depositan en las articulaciones, provocan gota; si se acumulan en los riñones, pueden formar cálculos renales. A largo plazo, los niveles elevados de ácido úrico no controlados pueden derivar en daño renal, alteraciones en los huesos y articulaciones, lesiones en tejidos y hasta enfermedades cardiovasculares.

Por eso, mantener este valor dentro de un rango saludable es clave para prevenir complicaciones mayores.

Fructosa y ácido úrico: una relación que no conviene ignorar

La fructosa es un tipo de azúcar simple (monosacárido) que se encuentra de forma natural en muchas frutas, verduras, en la miel y también en alimentos como la caña y la remolacha azucarera. Por eso se le conoce comúnmente como “el azúcar de la fruta”.

Aunque en pequeñas cantidades puede formar parte de una alimentación equilibrada, el consumo excesivo de fructosa puede generar un problema metabólico importante. Cuando el cuerpo procesa la fructosa, se activan ciertas reacciones que liberan purinas, compuestos que luego necesitan ser descompuestos. Para hacerlo, el organismo produce ácido úrico.

Si la ingesta de fructosa es alta, también lo será la liberación de purinas y, en consecuencia, la producción de ácido úrico. Esto puede sobrecargar al cuerpo y hacer que los niveles de ácido úrico aumenten por encima de lo saludable, dando lugar a la llamada hiperuricemia.

Varios estudios han respaldado esta conexión:

  • Una revisión de 2011 publicada en Seminars in Nephrology observó que el consumo frecuente de fructosa y bebidas azucaradas está asociado con un mayor riesgo de niveles elevados de ácido úrico.
  • En 2017, otra revisión en Nutrients concluyó que una alta ingesta de fructosa no solo incrementa el ácido úrico, sino que también puede elevar el riesgo de enfermedades cardiometabólicas.
  • Y una revisión más reciente, en 2020 (Biomedicine & Pharmacotherapy), reforzó esta relación entre el exceso de fructosa en la dieta y un mayor riesgo de hiperuricemia.

En resumen, un consumo elevado de fructosa —especialmente a través de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas— puede impactar negativamente en el equilibrio del ácido úrico, con posibles consecuencias para la salud cardiovascular y metabólica.

Purinas: su vínculo con el ácido úrico y la salud

El ácido úrico se genera en el cuerpo como parte del proceso natural de descomposición de unas sustancias llamadas purinas. Estas purinas pueden formarse internamente —por ejemplo, durante el metabolismo de la fructosa—, pero también están presentes en muchos alimentos y bebidas que consumimos habitualmente.

Algunos productos de origen animal contienen niveles elevados de purinas, como es el caso del salmón, sardinas, camarones, langostas, caballa, anchoas, hígado, vísceras y carne roja. También los frijoles secos, guisantes, el alcohol y los alimentos procesados con jarabe de maíz de alta fructosa pueden contribuir al aumento de ácido úrico en el cuerpo.

Cuando se consumen en exceso este tipo de alimentos, el organismo puede generar más ácido úrico del que es capaz de eliminar. Esto eleva el riesgo de desarrollar hiperuricemia y problemas como gota o cálculos renales.

Una investigación publicada en Annals of the Rheumatic Diseases en 2012 identificó que una dieta rica en purinas está relacionada con mayores probabilidades de sufrir ataques de gota recurrentes.

Por otro lado, un estudio en PLoS One del mismo año encontró que incluso ciertas verduras altas en purinas pueden elevar los niveles de ácido úrico en sangre, aunque en general su impacto es mucho menor que el de fuentes animales.

Moderar la ingesta de alimentos ricos en purinas, especialmente los de origen animal y ultraprocesados, puede ser una estrategia eficaz para mantener los niveles de ácido úrico en un rango saludable y prevenir complicaciones a largo plazo.

Problemas de salud asociados al exceso de ácido úrico

Cuando los niveles de ácido úrico en el cuerpo se mantienen elevados por mucho tiempo y no se corrigen, pueden dar lugar a una serie de trastornos serios. A continuación, te presento las afecciones más comunes relacionadas con esta acumulación:


🦶 Gota

Se trata de una forma de artritis muy dolorosa que aparece en forma de crisis repentinas con inflamación, enrojecimiento y sensibilidad, sobre todo en el dedo gordo del pie.

Esto ocurre cuando el ácido úrico se acumula y forma cristales en las articulaciones.

Controlar sus niveles, así como mejorar la dieta y el estilo de vida, son claves para prevenir los ataques, aunque no toda hiperuricemia conduce necesariamente a gota.

🦴Osteoporosis

Este trastorno debilita los huesos, haciéndolos más frágiles y propensos a fracturas.

La hiperuricemia podría inhibir la producción de vitamina D, aumentar la inflamación y el estrés oxidativo, y reducir la densidad ósea.

Esto es especialmente relevante en mujeres posmenopáusicas, que son más vulnerables a la pérdida ósea.

🧠 Deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas

La hiperuricemia también se ha relacionado con el declive cognitivo, incluido el Alzheimer y el Parkinson.

Niveles elevados de ácido úrico pueden influir en el metabolismo cerebral y acelerar el daño neuronal.

El control de estos niveles podría tener un impacto preventivo en la salud cerebral a largo plazo.

🧬 Hígado graso no alcohólico

Este trastorno aparece cuando se acumula demasiada grasa en el hígado sin que haya consumo excesivo de alcohol.

Se ha observado que los niveles elevados de ácido úrico son muy comunes en estos casos, incluso en personas jóvenes o con peso saludable.

Esta relación sugiere que el ácido úrico puede ser un marcador temprano de problemas hepáticos.


💓 Presión arterial alta (hipertensión)

La relación entre la hipertensión y el ácido úrico elevado está bien documentada.

Este desequilibrio puede afectar el flujo sanguíneo a los riñones y dañar el endotelio (la capa interna de los vasos sanguíneos), lo que favorece la presión alta.

Reducir el ácido úrico podría ayudar a prevenir o controlar la hipertensión.

🩸 Diabetes tipo 2

El exceso de ácido úrico puede interferir con la sensibilidad a la insulina, y eso eleva el riesgo de desarrollar prediabetes o diabetes tipo 2, especialmente en mujeres.

Además, quienes ya padecen esta enfermedad suelen tener problemas renales o sobrepeso, lo que dificulta la eliminación del ácido úrico.

Algunos tratamientos para la diabetes, como los inhibidores de SGLT2, han demostrado reducir el riesgo de gota al mejorar este proceso.


🧠 Deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas

La hiperuricemia también se ha relacionado con el declive cognitivo, incluido el Alzheimer y el Parkinson.

Niveles elevados de ácido úrico pueden influir en el metabolismo cerebral y acelerar el daño neuronal.

El control de estos niveles podría tener un impacto preventivo en la salud cerebral a largo plazo.


🧽 Problemas renales

Los riñones se encargan de filtrar el ácido úrico. Cuando este se acumula en exceso, forma cristales que dañan el tejido renal.

Esto puede desembocar en enfermedad renal crónica, que en fases avanzadas requiere diálisis o trasplante.

El ácido úrico elevado también puede ser un indicador temprano de deterioro renal.


🦴 Osteoartritis

Aunque suele atribuirse a la edad o al desgaste, se ha descubierto que los niveles altos de ácido úrico pueden empeorar la osteoartritis, incluso en personas que no padecen gota.

Esta acumulación favorece la inflamación y puede acelerar el daño en las articulaciones.

🧬 Genética y ácido úrico: el papel de los polimorfismos

No todos metabolizamos el ácido úrico de la misma manera, y una parte de esa diferencia está escrita en nuestros genes.

Existen variantes genéticas, conocidas como polimorfismos, que pueden influir en cómo tu cuerpo maneja el ácido úrico. Estas pequeñas variaciones en el ADN pueden predisponer a ciertas personas a tener niveles elevados, incluso con una dieta saludable.

🔬 Estudios científicos han identificado algunos genes clave:

GLUT9: relacionado con la absorción y transporte de ácido úrico en los riñones.

ABCG2: su mal funcionamiento puede afectar la eliminación de ácido úrico, aumentando el riesgo de gota.

SLC2A9: otra variante vinculada a niveles persistentemente altos de este compuesto en sangre.

Conocer si tienes alguno de estos polimorfismos puede ayudarte a entender por qué tu cuerpo acumula más ácido úrico que el promedio, y guiar estrategias más precisas en tu alimentación, suplementación y estilo de vida.

Por eso, además de un buen análisis de sangre, las pruebas genéticas pueden ofrecerte una ventaja valiosa si buscas tomar el control total de tu salud metabólica.

🩸 ¿Por qué hacerse un análisis de sangre completo?

Si te preocupa el nivel de ácido úrico o quieres tener una visión más completa de tu salud general, una analítica sanguínea profunda es una herramienta clave.

Un análisis de sangre detallado permite evaluar múltiples marcadores a la vez:

  • Función de los riñones y el hígado
  • Niveles de inflamación
  • Glucosa e insulina
  • Estado del sistema inmunológico
  • Función tiroidea y paratiroidea
  • Vitaminas esenciales como la A, D, B12 y folato
  • Minerales y electrolitos (incluidos el zinc y el cobre)
  • Y, por supuesto, niveles de ácido úrico

Este tipo de prueba va más allá de lo que suelen solicitar en la medicina convencional, ya que no solo detecta problemas, sino que también ayuda a identificar desequilibrios antes de que se conviertan en enfermedades crónicas.

Realizar esta evaluación con regularidad permite prevenir complicaciones, hacer ajustes personalizados en tu estilo de vida y comprobar los efectos de cualquier tratamiento o protocolo que estés siguiendo.

Y si tienes dudas con los resultados, contar con profesionales que puedan interpretarlos contigo y diseñar un plan adaptado es esencial para avanzar hacia una salud óptima.


🛠 Cómo reducir los niveles elevados de ácido úrico (Reordenado)


1. 💧 Empieza por lo esencial: buena hidratación

Una correcta hidratación apoya la función renal, que es clave para eliminar el exceso de ácido úrico.

Bebe agua regularmente a lo largo del día y considera añadir alimentos hidratantes como pepino, apio y sopas. Incluso opciones como agua con limón, infusiones o caldos pueden sumar.

También podrías probar el agua hidrogenada si buscas un extra antioxidante.


2. 🧃 Reduce alcohol, azúcar y fructosa

El consumo elevado de alcohol, bebidas azucaradas y productos con fructosa (incluidos jarabes) se ha relacionado directamente con niveles altos de ácido úrico y riesgo de gota.

Lo ideal es evitar los refrescos y azúcares añadidos, limitar el alcohol a un consumo ocasional y optar por frutas de bajo índice glucémico.


3. 🧬 Controla los alimentos ricos en purinas

Carnes rojas, vísceras, mariscos, pescados grasos y legumbres secas pueden elevar el ácido úrico.

Apuesta por proteínas de mejor perfil como huevos, pollo de pastoreo o pescados azules con bajo contenido en purinas, y acompáñalos con verduras, grasas saludables y fermentados.


4. 🕑 Practica ayuno intermitente (con enfoque gradual)

El ayuno ayuda a reducir la inflamación, mejorar la sensibilidad a la insulina y regular el ácido úrico.

Empieza con un protocolo 12:12 y avanza hacia un 16:8 si te resulta cómodo.

Recuerda que los niveles de ácido úrico pueden aumentar temporalmente al inicio del ayuno, pero luego tienden a estabilizarse.


5. 🏃 Muévete todos los días

El ejercicio moderado regular es una herramienta eficaz para controlar el ácido úrico.

Evita el sedentarismo, pero también el sobreentrenamiento extremo.

Caminar, nadar, andar en bicicleta, hacer yoga o entrenamiento de fuerza son excelentes opciones sostenibles.


6. ☀️ Optimiza la vitamina D

Una deficiencia de esta vitamina se ha vinculado con hiperuricemia.

Pasa más tiempo al sol y considera suplementos de vitamina D3 combinados con K2 para mejorar la absorción.

Consulta tus niveles al menos dos veces al año.


7. ⚖️ Equilibra tus minerales: zinc y vitamina C

Tener buenos niveles de zinc es clave para la regulación del ácido úrico. Lo mismo ocurre con la vitamina C.

Consume alimentos ricos en estos nutrientes o apóyate con suplementación si lo necesitas.

Alimentos como carnes, huevos, cítricos, coles, hojas verdes y semillas son aliados naturales.


8. 🌿 Incorpora fitonutrientes: quercetina y resveratrol

Ambos compuestos tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a mantener a raya el ácido úrico.

Están presentes en cebolla roja, frutos rojos, uvas, té verde y otras plantas.

Si buscas un refuerzo, puedes optar por suplementos de quercetina (500–1000 mg) o resveratrol.


9. 🍵 Toma té verde regularmente

Rico en catequinas y antioxidantes, el té verde ayuda a reducir el ácido úrico y protege frente a la inflamación.

Puedes beberlo caliente o frío, o usar extractos en formato cápsula si prefieres una opción más concentrada.

Para Terminar

El ácido úrico es un subproducto metabólico que se genera al descomponer las purinas, compuestos presentes tanto en el cuerpo como en ciertos alimentos. En condiciones normales, el organismo lo filtra a través de los riñones y lo elimina con la orina sin mayor dificultad.

No obstante, cuando esta eliminación no ocurre de forma eficiente, los niveles pueden elevarse, dando lugar a una condición conocida como hiperuricemia. Esta acumulación puede desencadenar problemas como la formación de cálculos renales, ataques de gota o complicaciones metabólicas.

La buena noticia es que es posible regular estos niveles de manera natural. Adoptar ciertos hábitos nutricionales, de estilo de vida y suplementación puede ser clave para optimizar la salud metabólica. Si aplicas estas estrategias de forma constante, estarás dando pasos firmes hacia un mayor bienestar general.

Referencias

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