En los últimos años, la cúrcuma ha sido objeto de un intenso interés y entusiasmo en el ámbito de la salud y la nutrición, generando hype exacerbado.” Esta especia, conocida como “el oro amarillo” debido a su característico color, contiene un componente activo llamado curcumina, el cual ha sido ampliamente estudiado en la búsqueda de sus posibles efectos antiinflamatorios y beneficios para la salud. Sin embargo, a pesar de la creciente popularidad y las prometedoras investigaciones, debemos destacar que la evidencia aún no ha proporcionado respuestas definitivas sobre los efectos de la curcumina en el cuerpo humano. Por lo tanto, te invito a ser cauteloso y analizar los resultados con una mirada crítica para comprender el alcance real de sus potenciales beneficios. En este post, exploraremos ese hype en torno a la cúrcuma, la curcumina, y ahondaremos en la necesidad de mantener una perspectiva equilibrada frente a las investigaciones en curso.

Qué es la Cúrcuma

La cúrcuma (Curcuma longa) es una planta herbácea de la familia del jengibre ubicada mayoritariamente en el subcontinente indio y el sudeste asiático. Esta planta es ampliamente conocida y apreciada por su raíz, que es utilizada como especia en la cocina y como componente de la medicina tradicional de muchas culturas orientales.

La parte de la planta que se utiliza con fines culinarios y medicinales es el rizoma, la raíz, la cual tiene un característico color dorado intenso y es donde se encuentra el componente activo más importante de la cúrcuma, llamado curcumina.

De donde viene Hype

La cúrcuma se ha utilizado durante siglos tanto en la cocina como en la medicina tradicional  también haciéndose uso de ella en la cocina, ya que se utiliza para dar sabor y color a diversos platos, especialmente en curries y otras preparaciones de la gastronomía asiática.

En cuanto a sus propiedades medicinales, la cúrcuma ha sido estudiada por sus posibles efectos antiinflamatorios, antioxidantes y otros beneficios para la salud. Se han realizado numerosas investigaciones científicas para examinar el potencial terapéutico de la curcumina en el tratamiento de diversas condiciones médicas pero la realidad es que a pesar de haber sido vista con muy buenos ojos, podemos decir que la cúrcuma no es la panacea.

La cúrcuma ha generado un gran entusiasmo en los últimos años debido a diversas razones. Por un lado, las investigaciones científicas iniciales han sugerido que su componente activo, la curcumina, puede tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que ha generado expectativas sobre sus posibles beneficios para la salud. Además, la tendencia hacia la medicina alternativa y enfoques naturales ha impulsado su popularidad, ya que la cúrcuma forma parte de la medicina tradicional en varias culturas. La difusión rápida de información a través de redes sociales y una eficaz estrategia de marketing también han contribuido a su fama. Además, su uso en la gastronomía internacional ha aumentado su visibilidad y demanda. Sin embargo, a pesar del entusiasmo, es importante ser cautelosos, ya que todavía hay aspectos que requieren más investigación para entender completamente sus efectos y seguridad en el contexto humano.

Curcumina, ¿Como funciona?

¿Cómo actúa la curcumina en tu organismo?  La curcumina ejerce su acción antiinflamatoria involucrando múltiples vías y procesos en el cuerpo. Algunos de los principales mecanismos incluyen la inhibición de enzimas inflamatorias, como la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y la lipooxigenasa (LOX), que producen mediadores inflamatorios. Además, la curcumina presenta actividad antioxidante, neutralizando los radicales libres y protegiendo las células del daño inflamatorio. Asimismo, influye en la regulación de citocinas, proteínas del sistema inmunológico implicadas en la inflamación, y modula diversas vías de señalización celular relacionadas con la inflamación y la respuesta inmunitaria.

De un modo más simple, la curcumina podría ayudar a reducir la inflamación en nuestro cuerpo de diferentes maneras. Primero, bloquea enzimas que causan inflamación. También actúa como un antioxidante, protegiendo nuestras células de daños. Además, regula ciertas proteínas que están involucradas en la inflamación y ajusta diferentes vías en nuestro cuerpo que se relacionan con la respuesta inmunitaria y la inflamación.

Para mejorar la biodisponibilidad de la curcumina, se ha recomendado combinar la cúrcuma con pimienta negra o su principio activo, la piperina. La curcumina es poco absorbida por el organismo y rápidamente metabolizada, lo que limita su efectividad.

Sin embargo, la piperina presente en la pimienta negra inhibe enzimas que degradan la curcumina en el intestino y el hígado, aumentando así su disponibilidad en el torrente sanguíneo y en los tejidos diana.

El Problema de los Enfoques de Salud Actuales. Tapar el síntoma, no buscar la Causa Raíz.

Buscar la causa raíz de un problema en el área de la salud en lugar de simplemente parchear los síntomas es esencial para garantizar un tratamiento efectivo y duradero. Esta filosofía se basa en el principio de abordar la raíz del problema en lugar de tratar solo sus manifestaciones externas, lo que a menudo se traduce en una mejor calidad de vida para los pacientes y un sistema de salud más eficiente en su conjunto.

En primer lugar, es importante entender que los síntomas de una enfermedad o afección son señales de que algo no está funcionando correctamente en el cuerpo. Parchear los síntomas sin abordar la causa subyacente es como apagar una alarma de incendio sin apagar el fuego real. A corto plazo, puede proporcionar alivio, pero a largo plazo, el problema seguirá progresando y puede empeorar.

Identificar la causa raíz es crucial para proporcionar un tratamiento adecuado y efectivo. Esto implica una evaluación exhaustiva de la historia médica, los factores de riesgo, el estilo de vida y otros aspectos relevantes para determinar por qué se está experimentando un problema de salud en particular. Sin entender la causa subyacente, el tratamiento es a menudo ineficaz o incompleto.

La medicina tradicional a menudo se centra en el uso de fármacos para tratar los síntomas de una enfermedad, y esto puede conducir a una serie de problemas. En primer lugar, los medicamentos pueden tener efectos secundarios significativos y a veces perjudiciales. Además, al tratar solo los síntomas, se pasa por alto la oportunidad de abordar las causas subyacentes de la enfermedad. Esto puede llevar a una dependencia continua de medicamentos y una falta de resolución real de la afección.

Este enfoque se relaciona con el uso de plantas medicinales de manera similar a cómo se utilizan los fármacos. Si se usan plantas medicinales para aliviar síntomas sin considerar la causa raíz de una enfermedad, se está adoptando un enfoque parche en lugar de curativo. Las plantas medicinales pueden ser beneficiosas cuando se utilizan de manera adecuada y como parte de un enfoque integral de la salud. Sin embargo, su uso indiscriminado para encubrir síntomas puede tener efectos negativos similares a los de los fármacos.

La Realidad la Tienes Aquí. La Cúrcuma podría estar Sobrevalorada

Es realmente preocupante que la curcumina en la literatura científica haya sido considerada como una especie de superhéroe en el mundo de los tratamientos, cuando en realidad no hay pruebas sólidas de que sea tan increíble. No podemos simplemente asumir que porque encontramos curcumina en la comida diaria, es automáticamente segura. Ya hemos visto antes que otros ingredientes que solemos comer pueden volverse peligrosos cuando los convertimos en suplementos. Así que, ¿realmente podemos confiar en que la curcumina sea tan inofensiva como parece?

Además, no podemos dar por hecho que la curcumina es segura solo porque no hemos encontrado problemas graves en estudios a corto plazo en humanos. Para estar seguros de que algo es seguro, necesitamos investigar a fondo si podría ser peligroso a largo plazo. Y en este sentido, el estudio más completo que se ha hecho hasta ahora sobre la curcumina plantea algunas dudas serias sobre su seguridad. Esto es especialmente importante porque mucha gente está tomando curcumina como suplemento a largo plazo, y eso podría ser arriesgado.

Hasta ahora, en la investigación médica, se suele determinar si un tratamiento es efectivo mediante ensayos clínicos rigurosos. Estos ensayos implican cosas como asignar aleatoriamente a los pacientes a diferentes grupos, tener grupos de control que toman placebos y mantener en secreto quién está tomando el tratamiento real y quién no. Sin embargo, hasta la fecha, ninguno de estos ensayos ha logrado mostrar de manera definitiva y convincente que la curcumina funcione en las situaciones médicas para las que se promociona.

El hecho de que parezca que hay más estudios que muestran resultados positivos sobre la curcumina en comparación con los que reportan efectos adversos no significa automáticamente que esta sustancia sea beneficiosa en general. Esta disparidad puede ser el resultado de sesgos en la comunidad científica, donde a menudo se tiende a investigar y publicar resultados positivos en lugar de examinar rigurosamente los posibles efectos adversos. Es crucial seguir investigando y evaluando de manera imparcial para establecer con certeza el equilibrio entre los riesgos y beneficios de la curcumina.

El Lado Oscuro de la Cúrcuma

En la última década, hemos presenciado una oleada de informes que han elogiado los posibles beneficios de la curcumina, un compuesto natural que se ha promocionado repetidamente como una solución efectiva y segura para prevenir y tratar diversas enfermedades, incluyendo el cáncer. Este entusiasmo ha impulsado la comercialización de la curcumina como un suplemento dietético ampliamente disponible, y también ha resultado en un aumento en la cantidad de ensayos clínicos en curso y en el reclutamiento de participantes para evaluar sus efectos terapéuticos.

A pesar de la creciente ola de optimismo en torno a la curcumina, surgen cada vez más pruebas que plantean serias dudas sobre su eficacia y seguridad. Aunque esta evidencia no siempre recibe la atención que merece, es esencial examinar de manera concisa las posibles desventajas asociadas con la curcumina para equilibrar adecuadamente sus posibles beneficios.

Dentro del amplio panorama de la investigación científica sobre la curcumina, es importante destacar que gran parte de la evidencia que respalda su potencial terapéutico se basa en estudios realizados en entornos controlados in vitro, donde se han evaluado los efectos de la curcumina a concentraciones que se encuentran en el rango de micromolares. Sin embargo, aquí surge un dilema importante, ya que varios informes científicos han documentado que las concentraciones plasmáticas de curcumina en individuos que consumen dosis orales relativamente altas de este compuesto son notoriamente bajas, generalmente en el rango de nanomolares.

Uno de los estudios que se revisaron investigó cómo se comporta la curcumina en el cuerpo de 12 voluntarios sanos. Estos participantes tomaron dosis orales de 10 o 12 gramos de curcumina, y se midieron las concentraciones de curcumina en su sangre en varios momentos durante un período que abarcó desde 0.25 hasta 72 horas después de la ingestión. Es importante destacar que utilizaron una técnica de laboratorio muy sensible llamada cromatografía líquida de alto rendimiento, que puede detectar concentraciones tan bajas como 50 nanogramos por mililitro.

Los resultados de este estudio revelaron algo importante: solo una de las doce personas tenía cantidades detectables de curcumina en su sangre en cualquiera de los momentos de análisis. Esto muestra claramente que la curcumina atraviesa un proceso de descomposición significativo en el intestino y el hígado. Como resultado, es extremadamente difícil lograr o mantener niveles altos de curcumina en la sangre y los tejidos después de tomarla por vía oral. Esto plantea un obstáculo importante para el desarrollo clínico de la curcumina como tratamiento y sugiere que su potencial terapéutico cuando se toma por vía oral podría estar limitado en la práctica.

Además, en el ámbito científico, ha surgido un creciente debate en torno a la efectividad clínica de la curcumina en el tratamiento de diversas enfermedades crónicas, como la enfermedad de Alzheimer y las enfermedades cardiovasculares. Estas cuestiones han generado preguntas adicionales sobre el verdadero impacto terapéutico de la curcumina en la práctica médica. Esto nos recuerda constantemente la importancia de mantener un enfoque equilibrado y basado en evidencia científica sólida al considerar el papel de la curcumina en la salud y la medicina moderna.

En el campo de la investigación del cáncer, es esencial destacar que los estudios in vitro han proporcionado evidencia que sugiere que las células cancerosas son resistentes a la muerte celular a menos que se expongan a concentraciones de curcumina que oscilan entre 5 y 50 micromoles por litro (μM) durante un período prolongado, como respaldado por varios estudios.

Es cierto que uno de los desafíos principales en el uso de la curcumina como agente quimioterapéutico es su biodisponibilidad limitada. Cuando se consume por vía oral, la curcumina atraviesa un extenso proceso de metabolismo en el intestino y el hígado, lo que impide que se alcancen las concentraciones necesarias para generar efectos terapéuticos en el torrente sanguíneo fuera del tracto gastrointestinal. En otras palabras, no se pueden mantener niveles adecuados de curcumina en el cuerpo durante un período de tiempo prolongado.

Este fenómeno plantea preguntas importantes sobre la efectividad de la curcumina en el tratamiento de cánceres que no se encuentren en el tracto gastrointestinal. Un ejemplo de esto es el cáncer colorrectal avanzado, en el cual se realizó un estudio con 15 pacientes que fueron tratados con dosis diarias de curcumina que sumaban 3,6 gramos durante hasta 4 meses. En este estudio, no se observaron respuestas parciales al tratamiento ni se registraron reducciones en los marcadores tumorales. Esto resalta los desafíos que enfrenta la curcumina como tratamiento para ciertos tipos de cáncer.

En julio de 2009, se realizó una búsqueda exhaustiva en el sitio web www.clinicaltrials.gov y se encontraron 34 ensayos clínicos que utilizaban la curcumina como agente terapéutico en una amplia variedad de enfermedades, con un enfoque particular en el cáncer. Varios de estos ensayos administraban o planeaban administrar curcumina por vía oral a pacientes con diferentes tipos de cáncer. Un ejemplo de esto es un ensayo clínico de fase II que está actualmente en curso bajo la designación NCT00094445, en el cual los participantes diagnosticados con cáncer de páncreas reciben una dosis oral diaria de 8 gramos de curcumina durante varios períodos de 8 semanas.

Sin embargo, como mencionamos anteriormente, las concentraciones de curcumina en la sangre de personas que consumen dosis orales relativamente altas de este compuesto son muy bajas, generalmente en el rango de nanomoles. Esto significa que la administración oral de curcumina no logra alcanzar niveles de concentración que sean letales para las células cancerosas fuera del tracto gastrointestinal. Por lo tanto, si consideramos que inducir la muerte celular en las células cancerosas es un requisito esencial para lograr una respuesta terapéutica efectiva, es razonable cuestionar la expectativa de obtener resultados positivos en este tipo de ensayos clínicos.

En otro enfoque, se está llevando a cabo un ensayo clínico de fase II, identificado como NCT00192842, con el propósito de evaluar si la administración oral diaria de 8 gramos de curcumina puede mejorar la eficacia de la quimioterapia convencional basada en gemcitabina en pacientes con adenocarcinoma de páncreas avanzado o metastásico. La justificación de esta investigación se basa en evidencia previa, tanto in vitro como in vivo, que sugiere que concentraciones de curcumina que no son citotóxicas pueden sensibilizar las células cancerosas a los efectos de los medicamentos antineoplásicos, como la gemcitabina.

Se han propuesto varias estrategias para abordar el desafío de la baja biodisponibilidad oral de la curcumina, un compuesto de gran interés en el ámbito científico y médico. Una de estas estrategias, que incluso ha llegado a ensayos clínicos, consiste en el uso de piperina, un alcaloide presente en la pimienta negra (a menudo llamado “bioperina”), con el objetivo de aumentar la biodisponibilidad de la curcumina. Sin embargo, es importante ser cauteloso al considerar esta alternativa debido a que la piperina tiene la capacidad de inhibir significativamente el metabolismo de varios medicamentos, lo que podría llevar a problemas de toxicidad en personas que estén tomando medicamentos específicos. Esta interacción farmacológica plantea cuestiones importantes y requiere un enfoque cuidadoso tanto en la investigación como en la práctica clínica.

Es esencial tener en cuenta que cualquier estrategia que aumente los niveles de curcumina en los tejidos no solo podría aumentar su eficacia, sino también su potencial toxicidad. Esto destaca la necesidad de evaluar cuidadosamente los riesgos asociados con el aumento de la concentración de curcumina en el organismo y equilibrar con precaución los posibles beneficios terapéuticos con los riesgos potenciales para la salud.

Además, existe una cantidad significativa de evidencia que sugiere que la curcumina tiene el potencial de causar toxicidad en circunstancias específicas. Desde el descubrimiento en 1976 por Goodpasture y Arrighi de que la cúrcuma podía inducir aberraciones cromosómicas en líneas celulares de mamíferos, dependientes de la dosis y el tiempo, a concentraciones de tan solo 10 μg/mL, se han presentado múltiples informes que respaldan esta preocupación. Investigaciones posteriores han revelado que la curcumina puede causar daños en el ADN y alteraciones cromosómicas tanto in vitro como in vivo, incluso a concentraciones similares a las que se informa que tienen efectos beneficiosos. Por ejemplo, se ha demostrado que concentraciones de curcumina tan bajas como 2,5 y 5 μg/mL pueden inducir daños en el ADN tanto en los genomas mitocondriales como en los nucleares de las células. Estos hallazgos son preocupantes, ya que la inducción de alteraciones en el ADN se asocia con frecuencia con la carcinogénesis y plantean cuestiones sustanciales sobre la seguridad y los posibles riesgos de la curcumina.

Es cierto que los efectos adversos asociados con la curcumina pueden estar relacionados con una serie de mecanismos interconectados que son dignos de investigación. Existe evidencia que sugiere que las especies reactivas de oxígeno (ROS), como el anión superóxido y el peróxido de hidrógeno, pueden desempeñar un papel fundamental en el proceso de carcinogénesis. Esta hipótesis se basa en varios puntos clave: en primer lugar, se ha demostrado que las ROS tienen la capacidad de inducir la transformación maligna de las células; en segundo lugar, se ha observado que las células cancerosas tienden a presentar niveles elevados de ROS; y, finalmente, se ha constatado que el fenotipo maligno de las células cancerosas puede revertirse al reducir los niveles de ROS en su interior.

Es interesante destacar que los estudios experimentales han revelado un fenómeno intrigante relacionado con la curcumina. Aunque concentraciones bajas de esta sustancia pueden tener un efecto antioxidante, concentraciones más elevadas muestran una tendencia opuesta al aumentar los niveles de ROS en las células. Esto plantea preguntas sobre cómo la curcumina interactúa con los procesos de oxidación y antioxidación a diferentes concentraciones y subraya la complejidad de su influencia en los mecanismos celulares.

Cierto, es importante tener en cuenta que la curcumina podría tener efectos negativos que están relacionados entre sí a través de diversos mecanismos, incluyendo la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la interacción covalente con proteínas cruciales. Estos mecanismos pueden explicar varios efectos adversos asociados con la curcumina, como su capacidad para generar ROS al modificar de manera irreversible enzimas antioxidantes como la tiorredoxina reductasa. Además, esta interacción puede estar vinculada a la inducción de daño en el ADN mediado por la topoisomerasa II, así como a la inactivación de la proteína supresora de tumores p53, lo que enfatiza aún más la complejidad de los efectos adversos de la curcumina.

Resulta que hay algunas cosas que nos hacen pensar sobre si la curcumina es realmente tan segura como parece. Por ejemplo, recientemente se descubrió que puede interactuar con el hierro en nuestro cuerpo y causar anemia si no tenemos suficiente hierro en la dieta. Así que si ya tienes problemas de hierro, esto podría no ser una buena idea.

Además, la curcumina también interfiere con algunas enzimas que metabolizan los medicamentos en nuestro cuerpo. Básicamente, podría hacer que algunos medicamentos se acumulen en la sangre más de lo que deberían, y eso podría ser un problema serio.

Es importante mencionar que existen pruebas que sugieren que la curcumina tiene propiedades beneficiosas y podría convertirse en un fármaco para la prevención y el tratamiento de enfermedades como el cáncer. Hay muchos informes que muestran efectos positivos de la curcumina en el cáncer de colon, aunque solo unos pocos estudios clínicos han demostrado su potencial en este campo. También se ha sugerido que la curcumina podría tener efectos beneficiosos en órganos fuera del tracto gastrointestinal, pero no está claro si estos efectos se deben a bajos niveles de curcumina, a sus metabolitos o a un efecto indirecto desconocido, ya que la curcumina generalmente no llega a estos órganos en concentraciones significativas.

Para convertir la curcumina en un fármaco preventivo o terapéutico, es crucial considerar las dosis que provocan efectos deseados o no deseados. Según estudios en humanos, generalmente se cree que la curcumina no causa toxicidad significativa a corto plazo en dosis de hasta 8 gramos al día. Sin embargo, dosis de curcumina que van desde 0,9 hasta 3,6 gramos al día durante 1 a 4 meses han mostrado algunos efectos adversos, como náuseas y diarrea, además de un aumento en ciertos marcadores sanguíneos. En situaciones en las que no existen terapias efectivas, como el cáncer de páncreas avanzado, podría considerarse el uso de dosis superiores a 8 gramos al día, ya que la toxicidad podría ser aceptable en estos casos. Sin embargo, hasta el momento no se han realizado estudios en humanos para determinar los niveles de dosis que causan toxicidad a largo plazo, lo que sería importante en el diseño de ensayos de quimioprevención donde los agentes se administran durante períodos prolongados y la toxicidad puede ser una preocupación.

Los datos epidemiológicos sugieren que la menor incidencia de cánceres gastrointestinales en la India podría estar relacionada con dietas ricas en curcumina, y se estima que las dosis de curcumina en personas que consumen grandes cantidades de cúrcuma en su dieta son de aproximadamente 0,15 gramos al día. En ausencia de estudios de toxicidad a largo plazo en humanos, esta dosis podría considerarse adecuada cuando se utiliza curcumina durante largos períodos. Esta dosis de curcumina es similar a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud, pero aproximadamente 10 veces menor que la recomendada generalmente por los fabricantes de suplementos de curcumina.

Cúrcuma y Presencia de Metales Pesados

El estudio realizado en 2019 representa un análisis exhaustivo que abarca un total de casi 1.500 muestras procedentes de 41 países, lo que proporciona una visión detallada de la presencia de plomo en una amplia variedad de especias. Los resultados obtenidos son, sin lugar a dudas, preocupantes y arrojan luz sobre un problema de salud pública que merece una atención inmediata.

Uno de los hallazgos más inquietantes de este estudio es que se identificó la presencia de plomo en más del 50% de las especias analizadas. Este metal pesado, en concentraciones significativas, puede representar un riesgo importante para la salud humana. Además, se observó que más del 30% de las muestras presentaban concentraciones de plomo que excedían el límite permitido, que se establece en 2 partes por millón (ppm). Esto subraya la urgencia de abordar este problema y tomar medidas para garantizar la seguridad de las especias que consumimos.

Un dato revelador del estudio es que las especias adquiridas en el extranjero, que no están sujetas a los mismos controles de seguridad de importación que las nacionales, mostraron concentraciones extremadamente altas de plomo. En particular, la cúrcuma y el Kharcho suneli georgiano importados promediaron más de 50 ppm, lo que es alarmante desde una perspectiva de salud pública. Por otro lado, las versiones adquiridas en el país de origen exhibieron concentraciones significativamente más bajas de plomo. Esta disparidad en los niveles de plomo entre las especias importadas y las locales destaca la necesidad de implementar regulaciones más estrictas en cuanto a la seguridad alimentaria en la importación de productos.

Es importante señalar que las especias importadas de ciertos países, como Pakistán, Bangladesh, Nepal y Marruecos, presentaron las concentraciones más elevadas de plomo. Estos resultados plantean la necesidad de llevar a cabo un seguimiento más riguroso de los productos importados de estas regiones y de establecer protocolos de control de calidad más estrictos para garantizar la seguridad alimentaria de los consumidores.

En un estudio realizado en el año 2017, investigadores llevaron a cabo una evaluación minuciosa de los niveles de plomo presentes en muestras de cúrcuma adquiridas en el área de Boston, tanto en supermercados convencionales como en mercados étnicos locales. Los resultados de esta investigación arrojaron luz sobre una preocupante realidad relacionada con este popular condimento.

Uno de los hallazgos destacados en este estudio es el uso de cromato de plomo, un compuesto de color amarillo vibrante, en la cúrcuma con el fin de incrementar tanto su peso como su apariencia visual. Este descubrimiento pone de manifiesto una práctica potencialmente peligrosa en la producción y comercialización de este producto culinario.

Los resultados obtenidos en este análisis revelaron que en 16 de las 32 muestras examinadas, los niveles de plomo superaban los límites permitidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). De manera aún más alarmante, dos muestras provenientes de Bangladesh alcanzaron niveles de plomo asombrosamente altos, registrando concentraciones de 34,78 y 99,50 partes por millón (ppm) respectivamente. Estos valores superan ampliamente los umbrales de seguridad establecidos por las autoridades regulatorias, lo que plantea un riesgo significativo para la salud de quienes consumen estos productos contaminados.

El informe emitido como resultado de esta investigación advierte acerca de un problema crítico en los Estados Unidos, donde se ha documentado casos de intoxicación infantil por plomo como consecuencia de la ingestión de cúrcuma contaminada. Estos casos, que involucran a los segmentos más vulnerables de la población, subrayan la gravedad de la situación y la necesidad urgente de abordar este problema de seguridad alimentaria.

Conclusiones

Sería difícil encontrar artículos negativos sobre la curcumina, el compuesto de color amarillo brillante aislado de la cúrcuma, pero en más de 120 ensayos aleatorios controlados con placebo nunca ha demostrado un beneficio. La molécula es “una tonta”, dice. Los estudios en placas de Petri llevan a la gente a creer que podría tener un beneficio, pero estos beneficios simplemente no se extrapolan a la complejidad del cuerpo. Una vez que se ingiere la curcumina, apenas se absorbe (1%) y la pequeña fracción que se absorbe se reconoce como extraña e inmediatamente se desvía a través de vías de desintoxicación y se excreta. Peor aún, hay muchos estudios menos conocidos que sugieren que la curcumina que se absorbe puede tener efectos tóxicos. Con estos datos, podríamos sostener que es mucho mejor evitar estos suplementos, seguir una dieta carnívora y desencadenar la hormesis con las cosas que hacían nuestros antepasados, como la luz solar, la exposición al frío y al calor y el ejercicio.

Este punto de vista sobre la curcumina es crítico y refleja la creciente preocupación en la comunidad científica sobre la falta de evidencia sólida que respalde los beneficios de la curcumina como suplemento dietético. Como menciona, la investigación en placas de Petri (in vitro) ha sugerido posibles beneficios de la curcumina, pero la complejidad del cuerpo humano hace que estos beneficios no se traduzcan necesariamente en resultados positivos cuando se ingiere la curcumina como suplemento.

El bajo porcentaje de absorción y la rápida desintoxicación y excreción de la curcumina son factores importantes a considerar. Además, como se ha señalado en investigaciones previas, la curcumina puede tener efectos tóxicos en algunas circunstancias, lo que añade preocupaciones sobre su seguridad.

La sugerencia de seguir una dieta equilibrada y utilizar estrategias como la exposición al sol, el ejercicio y la variabilidad de temperatura para desencadenar hormesis (una respuesta beneficiosa del cuerpo a pequeñas dosis de estrés) es coherente con un enfoque de salud holística. Sin embargo, es importante que las personas tomen decisiones informadas sobre su salud y consulten con profesionales de la salud antes de realizar cambios significativos en su dieta o estilo de vida.

En última instancia, la investigación científica sigue siendo fundamental para comprender completamente los beneficios y riesgos de la curcumina, y se necesita más evidencia sólida para tomar decisiones bien fundamentadas sobre su uso como suplemento dietético.

En la literatura científica a veces se ha considerado que la curcumina es eficaz y segura sin una sólida evidencia que respalde estas afirmaciones. El hecho de que la curcumina sea un componente común en la dieta no garantiza automáticamente su seguridad, ya que otros compuestos dietéticos comunes han demostrado toxicidad cuando se toman en forma de suplementos dietéticos. Además, la falta de toxicidad significativa en estudios a corto plazo en humanos no es suficiente para establecer la seguridad de la curcumina, ya que se requiere una evaluación de su toxicidad a largo plazo.

La eficacia de un medicamento generalmente se establece a través de ensayos clínicos aleatorios, controlados con placebo y doble ciego, y hasta la fecha, no se ha demostrado de manera concluyente que la curcumina sea efectiva en estos ensayos clínicos para las condiciones que se promocionan.

Es importante destacar que la prevalencia de estudios que informan resultados positivos en comparación con los que informan efectos adversos no debe interpretarse automáticamente como un indicio de que la curcumina es segura y efectiva. Esta discrepancia puede ser una manifestación de sesgos en la comunidad científica y destaca la necesidad de investigar y evaluar equitativamente para establecer de manera sólida el perfil de beneficio-riesgo de la curcumina.

Mi postura siempre va a tratar de enfrentar el problema buscando la causa raíz del problema.

¿Podría ser una herramienta de salud la cúrcuma una vez sepamos la causa raiz que genere el problema o la condición? No me cabe duda pero para ello necesitamos saber a ciencia cierta si se trata de un suplemento-complemento seguro más que un elemento sobrevalorado de tendencia.

Algunas Referencias

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