El concepto de las «Zonas Azules», introducido por Dan Buettner en 2008, ha capturado la atención debido a las altas tasas de longevidad observadas en estas regiones geográficas. Sin embargo, ha surgido controversia en torno a la interpretación y aplicación de este concepto, especialmente en relación con las dietas y hábitos de vida.

Inicialmente asociadas con dietas basadas en plantas, estilos de vida activos y conexiones sociales fuertes, las Zonas Azules han sido simplificadas en algunos círculos, perpetuando la idea de que las dietas basadas en plantas son la única clave para la longevidad en estas regiones. Sin embargo, es crucial reconocer que factores como el ejercicio, el sueño, el manejo del estrés y las conexiones sociales también son fundamentales.

¿Qué son las Zonas Azules?

Las «Zonas Azules» son áreas geográficas conocidas por tener altas tasas de longevidad, y su estudio ha sido popularizado por Dan Buettner. A menudo, los medios de comunicación y la corriente médica convencional las presentan como lugares donde la genética, los hábitos de vida y las dietas basadas en plantas son los principales impulsores de la longevidad. Sin embargo, esta narrativa a menudo simplifica en exceso los complejos hábitos de vida saludables de estas comunidades, dejando de lado aspectos importantes como la conexión social, el propósito de vida y la actividad física, que también desempeñan un papel crucial en la longevidad.

Buettner identifica cinco Zonas Azules en su libro:

  1. Isla de Okinawa, Japón: Los habitantes de Okinawa siguen una dieta vegana-vegetariana basada en batatas y tofu, junto con una actitud positiva y una sólida red social.
  2. Península de Nicoya, Costa Rica: La dieta está centrada en granos enteros y frijoles, y la fuerte conexión comunitaria es destacada como clave para la longevidad.
  3. Icaria, Grecia: Se destaca la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, verduras y vino, así como la actividad física regular y el sentido de propósito en la vida.
  4. Loma Linda, California, EE. UU.: En esta comunidad adventista del séptimo día, la dieta basada en plantas, el descanso sabático y una vida social activa son comunes.
  5. Ogliastra, Cerdeña, Italia: La dieta sarda, que incluye alimentos como legumbres y cereales integrales, junto con la importancia de las relaciones familiares, contribuye a la longevidad en esta región.

La Verdadera Dieta de Okinawa. ¿Vegetariana/Vegana?

Buettner dirige uno de sus enfoques hacia los poblados diversos de Okinawa, una isla estratégicamente ubicada entre Hong Kong y Tokio. Las mujeres en Okinawa disfrutan de una esperanza de vida promedio de 84 años, superando algunas de las medias occidentales, y la isla cuenta con un notable número de centenarios. La población de Okinawa exhibe bajos índices de enfermedades crónicas, como osteoporosis, cáncer, diabetes, aterosclerosis y accidentes cerebrovasculares. La isla se presenta como un lugar ameno, aireado, no superpoblado ni contaminado, con fuertes lazos familiares y comunitarios, donde la agricultura local en huertos familiares aún perdura.

Al abordar las zonas azules en Okinawa con el sugestivo subtítulo “Sol, espiritualidad y batatas”, revela en su primer párrafo una realidad sorprendente: el plato preferido de los habitantes de Okinawa es el salteado de verduras. Este dato llama la atención, especialmente considerando que el salteado de verduras al que hace referencia es es una carne rica en grasa. Según algunos informes de consumo, el promedio de ingesta de almuerzo con esa carne -de la que ahora hablaré- es aproximadamente de 14 latas al año (cada lata alrededor de 1/2 kilogramo), siendo responsable de más del 90 por ciento del consumo total de fiambres en Japón, a pesar de representar solo el 1.1 por ciento de la población japonesa. El menú local, que incorpora fiambres, abarca desde verduras salteadas hasta bolas de arroz, y esta carne rica en grasa llamada SPAM OMUSUBI.

Tanto el propio autor, Dan Buettner, como el Dr. Greg Plotnikoff, un reconocido defensor de las dietas basadas en plantas, han indicado que las dietas de los habitantes de Okinawa son casi veganas, ya que solo consumen animales en fiestas y eventos sociales.

Afortunadamente, existen datos y hallazgos adicionales que amplían nuestra comprensión sobre las dietas de los longevos habitantes de Okinawa. En 1992, científicos del Departamento de Salud Comunitaria del Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokio, Japón, publicaron un artículo que examinaba la conexión entre el estado nutricional, la esperanza de vida y la salud de los ancianos japoneses. Este estudio se basó en tres investigaciones epidemiológicas.

Estas investigaciones proporcionan una visión más completa de la alimentación de los habitantes de Okinawa, destacando la importancia del estado nutricional en la longevidad y la salud de esta población. La disponibilidad de estos datos permite una evaluación más precisa de las dietas de Okinawa y su relación con la longevidad, complementando así las afirmaciones realizadas por Buettner y Plotnikoff.

Los resultados de estos estudios proporcionan información valiosa sobre la ingesta de nutrientes de los habitantes de Okinawa. En el primer estudio, realizado entre 1972 y 1973, se observó que la ingesta de nutrientes en noventa y cuatro japoneses centenarios mostró una proporción relativamente mayor de proteína animal en comparación con el japonés promedio contemporáneo.

En el segundo estudio, se encontró que el consumo elevado de leche y grasas tenía efectos positivos en la supervivencia a diez años en residentes urbanos de edades entre sesenta y nueve y setenta y un años. Este hallazgo sugiere que, en este grupo demográfico específico, la inclusión de leche y grasas en la dieta estaba asociada con una mayor longevidad.

El tercer estudio comparó la ingesta de nutrientes entre Okinawa y Akita, demostrando que la proporción de energía proveniente de proteínas y grasas era significativamente mayor en Okinawa, donde la esperanza de vida era más extensa. Estos resultados contradicen la noción de que la dieta de Okinawa es exclusivamente basada en plantas, ya que muestran una proporción apreciable de proteínas y grasas de origen animal.

En conjunto, estos estudios ofrecen una perspectiva más matizada de las prácticas alimenticias en Okinawa, desafiando la simplificación de las dietas casi veganas atribuidas a esta región. La inclusión de proteínas y grasas animales en la dieta de los habitantes centenarios de Okinawa destaca la importancia de una evaluación integral de los hábitos alimenticios para comprender los factores que contribuyen a la longevidad en estas poblaciones.

La publicación «Animal Foods, Seafoods, Fat and Okinawa Cuisine» proporciona información adicional sobre la dieta en Okinawa, desafiando la percepción simplificada de que es exclusivamente vegetariana o baja en grasas. Según esta fuente, la alimentación en Okinawa es diversa y rica en nutrientes, siguiendo la filosofía de «hara hachi bu», que implica comer hasta sentirse lleno en un 80 por ciento.

Aunque tiene una base vegetal, no es baja en grasas. Los platos tradicionales, como los salteados de melón amargo y vegetales, se preparan con manteca de cerdo y se sazonan con aceite de sésamo. Además, la presencia común de cerdos criados en los hogares contribuye a la ingesta de grasas.

La carne de cerdo y la manteca de cerdo, junto con el aguacate y el aceite de oliva, son fuentes significativas de ácidos grasos monoinsaturados. Estos hallazgos desafían la narrativa oficial de que la dieta de Okinawa es exclusivamente vegetariana o baja en grasas, destacando su diversidad y equilibrio en la ingesta de alimentos.

Los habitantes de Okinawa deberían tomar estatinas según las recomendaciones oficiales …

Conclusiones

  1. Existe una diferencia significativa entre los relatos del autor y los medios oficiales sobre las dietas de los habitantes de Okinawa. Aunque el consumo de animales ha sido parte de su historia, la escasez de alimentos debido a hambrunas y la pobreza durante la Segunda Guerra Mundial llevaron a una alimentación rica en productos vegetales, prefiriendo los animales cuando estaban disponibles.
  2. El ayuno y el control de la saciedad, ejemplificados por prácticas como el «hara hachi bu», son elementos esenciales que influyen en la longevidad y la salud de las poblaciones de las Zonas Azules, teniendo un peso igual o mayor que la base vegetal de la dieta.
  3. El consumo de proteína a partir de subproductos de la soja requería siempre un proceso de fermentación, lo que la hacía más digerible y menos dañina que los productos actuales a base de soja genéticamente modificada y cruda.
  4. Enfocándonos en los carbohidratos, experimentar una dieta baja en estos implica necesariamente un consumo muy bajo de alimentos con índice y carga glucémica, como se ha demostrado en diversas publicaciones científicas.

Referencias

The Okinawan Diet: Health Implications of a LowCalorie, Nutrient-Dense, Antioxidant-Rich Dietary
Pattern Low in Glycemic Load

NUTRITION FOR THE JAPANESE ELDERLY

nourishingtraditions.com/true-blue-zones-okinawa/