Los pescados y mariscos son reconocidos por su alto valor nutricional, proporcionando proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales esenciales. Sin embargo, también presentan un desafío en cuanto a la exposición a metales pesados.
Beneficios para la Salud de los Pescados y Mariscos
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Salud Cardiovascular: Los ácidos grasos omega-3 presentes en los pescados y mariscos juegan un papel crucial en la promoción de la salud del corazón. Ayudan a reducir la inflamación, bajar los niveles de triglicéridos en la sangre, disminuir la presión arterial y, en general, disminuyen el riesgo de enfermedades cardíacas.
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Función Cerebral: Los ácidos grasos omega-3 también son fundamentales para el desarrollo y el mantenimiento del cerebro y el sistema nervioso. El consumo regular de pescados y mariscos se asocia con una mejor función cognitiva y un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
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Desarrollo Fetal: Durante el embarazo, la ingesta adecuada de ácidos grasos omega-3, que se encuentran en el pescado, se ha vinculado con un mejor desarrollo cognitivo y visual en los niños.
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Aporte Nutricional: Además de omega-3, los pescados y mariscos proporcionan proteínas, vitaminas B12 y D, selenio, y otros nutrientes esenciales que son difíciles de encontrar en otras fuentes alimenticias.
Desafío de los Metales Pesados
A pesar de estos beneficios, la exposición a metales pesados como el mercurio a través del consumo de pescados y mariscos debe ser una preocupación por lo que esencial elegir las fuentes que sean bajas en estos contaminantes para evitar efectos adversos en la salud.
Los pescados con menos contaminantes incluyen el salmón, sardinas, trucha, y anchoas, todos bajos en mercurio y seguros para el consumo regular. También son buenas opciones la tilapia, el bacalao y los camarones, que presentan menores riesgos de contaminación.
Detoxificación Hepática y Metales Pesados
El hígado juega un papel crucial en la eliminación de toxinas, incluyendo metales pesados, a través de un complejo proceso de detoxificación que se divide en tres fases:
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Fase 1: Oxidación, Reducción e Hidrólisis: En esta etapa, las enzimas citocromos P450 modifican los metales pesados, haciéndolos más solubles en agua y, por lo tanto, más fáciles de eliminar.
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Fase 2: Conjugación: Aquí, los productos resultantes de la Fase 1 se combinan con moléculas como el glutatión, lo que facilita su excreción.
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Fase 3: Transporte: Finalmente, estos productos conjugados son transportados fuera del hígado para ser eliminados del cuerpo a través de la bilis, la orina o el sudor.
Este proceso es vital para evitar la acumulación de toxinas en el organismo. Cualquier interrupción en estas fases puede aumentar la carga tóxica, por lo que es fundamental apoyar la función hepática.
Estrategias para Mejorar la Detoxificación Hepática
Incluir en la dieta alimentos ricos en antioxidantes como la vitamina C, el glutatión y los carotenoides puede ayudar a reducir el estrés oxidativo y a mejorar la función del hígado pero las fuentes de origen animal que te indico a continuación tienen otros.
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Vitamina E (Tocoferoles): Se encuentra principalmente en carnes rojas como la ternera y el cordero. En los pescados, el salmón y el atún son buenas fuentes.
Coenzima Q10 (Ubiquinona): Está presente en altas concentraciones en carnes rojas, especialmente en el corazón y el hígado de res. En pescados, se encuentra en el atún y el arenque.
Carnitina: Abunda en carnes rojas, especialmente en la de res y cordero. También está presente, aunque en menores cantidades, en pescados como el bacalao.
Ácido Lipoico: Se encuentra en carnes rojas, especialmente en el hígado de res y cerdo. En pescados, se puede encontrar en pequeñas cantidades en el salmón.
Zinc: Este mineral antioxidante es abundante en carnes rojas como la ternera y el cordero, así como en mariscos como las ostras, el cangrejo y los camarones.
Carnosina: Está presente en altas concentraciones en carnes rojas, especialmente en la carne de res y cordero, así como en carnes de ave como el pollo. No se encuentra comúnmente en pescados, ya que es más prevalente en tejidos musculares de mamíferos y aves.