Con el auge de la dieta carnívora, vuelve el interés por consumir hígado en su forma más natural: crudo. Desde lo nutricional, es una bomba de micronutrientes clave —como vitamina A, B12, hierro y zinc— con beneficios potenciales para la energía, inmunidad y fertilidad.

Pero no todo son ventajas. Algunos profesionales alertan sobre los posibles riesgos microbiológicos al consumirlo sin cocción, especialmente si no se controla su origen.

¿Tesoro ancestral o peligro moderno? La clave está en la calidad, la procedencia… y el sentido común.

Comer hígado crudo: tradición ancestral o riesgo moderno?

Aunque en muchas culturas se ha valorado el hígado como un alimento poderoso —incluso en su estado crudo—, en la cocina occidental actual suele generar rechazo por su textura viscosa, sabor fuerte y olor intenso.

Nutricionalmente, es una fuente extraordinaria de vitaminas B y A, y se le atribuyen efectos como el aumento de la energía y la resistencia física, algo observado incluso en experimentos con animales desde hace décadas.

No obstante, comerlo sin cocinar implica ciertos riesgos: puede contener bacterias como salmonella, E. coli o campylobacter, presentes especialmente en hígado de ave, cerdo o vacuno. Estas pueden causar trastornos gastrointestinales incluso en pequeñas cantidades.

¿La clave? Conocer su procedencia, manipularlo con cuidado y entender que, aunque es un alimento denso en nutrientes, también conlleva riesgos si no se trata correctamente.

¿Congelar el hígado crudo lo hace seguro?

Algunos defensores del consumo de hígado crudo sostienen que congelarlo reduce los riesgos sanitarios al frenar la proliferación de bacterias. Sin embargo, eso no elimina por completo microorganismos peligrosos como E. coli, salmonella o campylobacter, los cuales pueden causar desde diarreas severas hasta infecciones más graves.

Expertos como la Dra. Sarah Jarvis han advertido que consumir carne cruda puede desencadenar síntomas como dolor abdominal, vómitos y deshidratación.

Además, hay estudios que vinculan el consumo de hígado crudo con infecciones parasitarias como la toxocariasis, asociada a un aumento anormal de glóbulos blancos (eosinofilia), señal de posibles enfermedades subyacentes.

En países como Japón, el hígado crudo de res fue prohibido tras detectarse E. coli enterohemorrágica incluso en su interior. Curiosamente, un estudio posterior no halló una disminución notable de casos tras la prohibición, lo que sugiere que el riesgo no se limita solo a ese alimento, sino al manejo y control sanitario en general.

¿Pasto o grano? La calidad del hígado crudo también importa

Si a pesar de los riesgos decides consumir hígado crudo, es fundamental tener en cuenta su origen: no es lo mismo el hígado de un animal criado con pasto que el de uno alimentado con granos.

La evidencia sugiere que los sistemas intensivos, donde se usan granos transgénicos y antibióticos, afectan negativamente la salud hepática del animal. Esto puede traducirse en hígados con tejido dañado, menor capacidad detoxificante y presencia de residuos tóxicos.

En contraste, el hígado de res criada con pasto ha demostrado contener hasta cuatro veces más fitonutrientes, además de mostrar niveles significativamente superiores de vitaminas y minerales esenciales:

  • Vitamina B12: +43%
  • Vitamina B5: +44%
  • Hierro: +72%
  • Tiamina (B1): +96%
  • Vitamina A: +459%

Más allá de los nutrientes: ¿qué otras variables debemos considerar?

🌱 Sostenibilidad real: más que una palabra de moda

Cuando hablamos de animales alimentados con pasto, no se trata solo de beneficios nutricionales. También estamos ante una práctica que, en muchos casos, representa un retorno a sistemas más respetuosos con los ritmos naturales, el medio ambiente y la dignidad del animal.

A diferencia de la ganadería industrial —donde la eficiencia se mide en toneladas por metro cuadrado— los modelos regenerativos de pastoreo promueven el ciclo natural de los ecosistemas. Se regeneran suelos, se almacena carbono, se preserva la biodiversidad y se reduce significativamente la necesidad de insumos externos (fertilizantes, piensos, combustibles fósiles, etc.).

Este tipo de producción también reduce la dependencia de monocultivos transgénicos y contribuye a un sistema alimentario más resiliente y descentralizado. En tiempos de colapso ecológico y crisis alimentarias, esta diferencia no es menor.

💉 Hormonas, antibióticos y el precio oculto de lo convencional

La gran mayoría del ganado criado en sistemas industriales recibe antibióticos de forma preventiva, no como tratamiento. Lo mismo ocurre con las hormonas de crecimiento, diseñadas para acelerar el engorde artificial a costa de la calidad del producto y, potencialmente, de la salud del consumidor.

Los animales alimentados con pasto, en cambio, suelen criarse sin estos aditivos, lo que se traduce en un hígado más limpio, natural y con un perfil químico mucho más cercano al alimento ancestral que nuestro cuerpo reconoce y procesa eficientemente.

Este aspecto es especialmente relevante si consideramos que el hígado —al ser el principal órgano de filtrado del cuerpo— refleja de manera directa el entorno y la dieta del animal. En otras palabras: un hígado “limpio” proviene de un animal que vivió limpio.

🧪 El 3-NOP y su comportamiento en el ganado

El 3-nitrooxypropanol (3-NOP) es un inhibidor del enzima metil-coenzima M reductasa en los microorganismos metanogénicos del rumen. Su función principal es reducir la producción de metano entérico en el ganado, lo que se presenta como una estrategia para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.

🔍 Acumulación en tejidos animales

Estudios sobre residuos han indicado que el 3-NOP puede acumularse en tejidos del ganado, incluyendo:

  • Hígado
  • Grasa
  • Músculo esquelético

Estas son partes que forman parte del consumo humano directo (como el filete), y no sólo están relacionadas con productos como la leche.

Si bien se han establecido límites máximos de residuos (LMRs) bajo ciertas condiciones, la bioacumulación de 3-NOP y sus metabolitos en tejidos comestibles sigue siendo objeto de evaluación toxicológica, especialmente debido a su potencial efecto sobre sistemas hepáticos y enzimáticos.


⚠️ Comparación con otras sustancias preocupantes en ganadería

El 3-NOP se une a una lista de sustancias bioactivas de preocupación cuando están presentes en los productos de origen animal.

Esto no significa que comerlo crudo sea automáticamente seguro, pero la procedencia y la alimentación del animal hacen una gran diferencia nutricional. Si eliges consumir hígado crudo, que al menos sea de animales criados con pasto y sin exposición a fármacos o dietas industriales.

Beneficios de comer hígado crudo

Aunque muchas autoridades sanitarias advierten sobre los riesgos del hígado crudo —por su posible carga bacteriana— hay quienes destacan sus potentes beneficios nutricionales. Es importante señalar que muchas de estas ventajas pueden obtenerse también a través del consumo de hígado cocido o desecado en cápsulas, sin asumir los riesgos sanitarios del consumo crudo.

1. Promueve la salud neurológica

El hígado es una de las mejores fuentes naturales de colina, un nutriente clave para el desarrollo cerebral, la memoria y el sistema nervioso. La colina también participa en la síntesis de neurotransmisores como la acetilcolina, fundamental para el enfoque y la atención.

2. Fuente concentrada de vitamina B12

Pocas fuentes superan al hígado en contenido de B12. Este nutriente es crucial para la producción de glóbulos rojos, el ADN y el funcionamiento del sistema nervioso. Consumirlo puede ayudar a prevenir anemias y deficiencias comunes en dietas pobres en alimentos de origen animal. Además, un ensayo clínico en 2013 halló que la B12 mejoró significativamente síntomas depresivos en adultos.

3. Contiene antioxidantes naturales

El hígado aporta glutatión y otros compuestos antioxidantes que ayudan al cuerpo a neutralizar radicales libres, protegiendo tejidos del daño oxidativo. Esto puede traducirse en una mejor respuesta inflamatoria y un menor riesgo de enfermedades crónicas.

4. Rico en vitamina A y otras vitaminas liposolubles

La vitamina A en el hígado crudo está en su forma más activa (retinol), esencial para la salud ocular, inmunidad y reproducción. Además, contiene vitaminas D, E y K, que requieren grasa para ser absorbidas eficientemente. Esto hace que el hígado sea una fuente ideal de estas vitaminas cuando se consume con grasa dietética natural.

5. Aporta minerales traza esenciales

El hígado contiene altas concentraciones de minerales poco comunes pero fundamentales, como selenio, cobre, manganeso y zinc. Estos minerales favorecen funciones hormonales, defensas inmunológicas y el metabolismo celular. 100 g de hígado pueden aportar más del 400% del requerimiento diario de cobre.

6. Refuerza el sistema inmunológico

Gracias a su densidad nutricional, el hígado crudo apoya el sistema inmune en múltiples niveles: vitamina A, B12, hierro y zinc trabajan en conjunto para fortalecer la respuesta frente a infecciones y optimizar la producción de células inmunes.

7. Estimula la producción de energía

El hierro hemo presente en el hígado —la forma más biodisponible— participa activamente en el transporte de oxígeno y en la producción de energía celular. Este tipo de hierro también mejora la función cognitiva y reduce la fatiga crónica.

8. Favorece la salud hormonal

El consumo de hígado crudo aporta nutrientes esenciales para el equilibrio endocrino, como colesterol (precursor de hormonas esteroideas), zinc, vitamina A y B6. Esto puede beneficiar la función tiroidea, la fertilidad y el metabolismo general.

9. Salud ósea y dental

El dentista Weston A. Price observó que las comunidades tradicionales que consumían vísceras, incluido el hígado, mostraban una sorprendente resistencia a las caries y estructuras óseas más robustas. Probablemente esto se deba al alto contenido de vitaminas A, D y K2.


¿Cada cuánto se debe consumir hígado?

A pesar de su perfil nutricional único, no se recomienda exceder los 100 gramos semanales, especialmente por su alto contenido de vitamina A y cobre, que en exceso pueden causar toxicidad acumulativa. En Reino Unido, por ejemplo, el límite sugerido es de 50 gramos semanales si ya se consumen multivitamínicos con vitamina A.


¿La mejor forma de obtener sus beneficios?

Si decides consumir hígado crudo, opta siempre por fuentes orgánicas y alimentadas con pasto, y considera congelarlo previamente para reducir riesgos microbiológicos. Alternativamente, el hígado cocido o los suplementos liofilizados pueden ofrecer muchos de los mismos beneficios con menor riesgo.